Estoy escuchando la SER. Los que me conocéis sabéis que no sé dormir sin que algo o alguien hable. He pasado por múltiples fases: tele, loop de las noticas de TVE internacional, radio, amiga o lo que sea. Ahora estoy en fase radio. Suele ser la SER hasta que llega hablar por hablar que me deprime. Entonces me paso a RNE1 y en fin de semana, la rosa de los vientos de Onda Cero que milenio 3 me da miedo. Y de hecho tengo desarrollada una táctica muy elaborada que consiste en conseguir que si no hay radio o tele a mano, la persona con la que duermo (esta técnica fue desarrollada durante mi adolescencia) se despeje y empiece a contarme algo que a ella le resulte extremadamente interesante y a mi no tanto. Y entonces yo me duermo, y la persona se queda hablando sola. Es importante la elección del tema de conversación. La persona que más lo ha sufrido es mi amiga Marta, la pobre no solo aguantaba que la hiciera hablar hasta que me dormía, si no que además la acribillaba a patadas. Ella a cambio me hablaba de su novio, que en aquel momento no sé si ya lo era, pero hoy es su marido. De eso han pasado 11 años.
Y además de escuchar la radio puedo interactuar con ella, y cabrearme. Y esta noche me he enfadado porque estaban contando que el Ministerio de Economía ha preparado un anuncio de Letras del Tesoro tremendo (no sé si se ha llegado a emitir,).
Corto y pego la transcripción que de parte de él hace el País :
"Cómo psicóloga te digo que deberías dejar ese trabajo y olvidarte de tu mujer, que te absorbe toda la energía positiva". A continuación, una voz masculina responde: "¿Dejar a mi Puri? pero ¡tú estás loca!, ¡si mi Puri es lo más grande!. Cómo se nota que no has probado las croquetas de mi Puri".
Y claro la Ministra Aído va a pedir su retirada. Vale. Me parece perfecto que se retire. ¿ Pero si el gobierno ha sido capaz de crear un Ministerio de Igualdad y ha sido capaz de dotarlo de un presupuesto de 43 millones de Euros, no deberían ser capaces de darse cuenta de que ese anuncio es tan hiriente como el de Caja Madrid en el que se ridiculiza a unos niños con síndrome de down?
lunes, 29 de septiembre de 2008
jueves, 25 de septiembre de 2008
Mix tapes
A día de hoy, el cd (formato al que no le auguro larga vida) se ha cargado esos cassettes que los americanos llaman mix tapes. Es lo que nosotros conocíamos como cintas de varios o mezcladitos . Como lo que ponen en los bares con las cañas, donde hay pipas, kikos, garbanzos y una serie de cosas que no consigo situar muy bien en el mundo del fruto seco. Y esas cintas eran iguales, siempre acababa rebuscando entre el montón para encontrar los kikos.
El caso, que me voy por las ramas, es que esos cassettes eran los típicos que se hacían para ligar. Y si te regalaban uno, en mi caso pocos, intentabas escuchar todas las canciones para ver si contenían un mensaje secreto. Tipo me gustas mucho, quieres salir conmigo, te quiero o eres la mujer/hombre de mi vida. Así que se acababan rayando de tanto darles la vuelta, o de rebobinarlas con un boli bic para no gastar las pilas del walkman.
Han salido bastantes libros sobre este fenómeno, al que nadie le hizo ni caso nunca, y que ahora todos reivindicamos. El libro más famoso de todos es uno que editó Thurston Moore de Sonic Youth, y claro, si uno de Sonic Youth saca un libro sobre mix tapes, todo el mundo decide que es super molón, y nos entra una especie de nostalgia, y rebuscamos en los armarios de casa de nuestros padres para ver que cintas de varios tenemos.
Pues, mi madre, lo tira todo. Le da miedo que mi hermano o yo tengamos o se nos pueda contagiar el mal de Diógenes que corre por las venas de mi familia paterna. Y cada X tiempo le daba por hacer meticulosas limpiezas de armarios y estanterías. Parecía una limpieza de primavera de sitcom americana. La ropa, había que meterla en bolsas y llevarla a la casa de la caridad. Los apuntes, papeles y todo aquello susceptible de amontonarse iba derechito a la basura. Y las cintas cogían polvo y también eran objetos que donde mejor estaban, era en el contenedor.
Los discos conseguimos salvarlos camuflados entre la colección de vinilos de música clásica y jazz de mi padre. Pero cintas ni una ni media.
Y además, sinceramente, creo que nunca hice ni una sola cinta de varios. Pude intentarlo, seguro. Sentarme a escuchar cds y vinilos y ver que grabar, pero con lo inconstante que soy, imposible acabar una cinta, ni de noventa ni de sesenta. Como mucho, pude coger una cinta de noventa TDK (para nada chromo, que eran demasiado caras) y grabar un disco por una cara, y otro por otra. Y de relleno un ep de alguna banda valenciana que nunca hizo nada más que grabar dos singles y ese ep.
Y me hace gracia que ahora el mundo gafapasta, se acuerde de todo aquello que grabaron, cuando me juego la mano a que ellos, como yo, no grabaron nunca una de esas cassettes. Y además recuerdo que todos renegabamos de ese formato, y nos pasamos al CD que sonaba mucho mejor.
Pero es igual, hoy voy a hacer el esfuerzo de grabar una cinta de varios.
El caso, que me voy por las ramas, es que esos cassettes eran los típicos que se hacían para ligar. Y si te regalaban uno, en mi caso pocos, intentabas escuchar todas las canciones para ver si contenían un mensaje secreto. Tipo me gustas mucho, quieres salir conmigo, te quiero o eres la mujer/hombre de mi vida. Así que se acababan rayando de tanto darles la vuelta, o de rebobinarlas con un boli bic para no gastar las pilas del walkman.
Han salido bastantes libros sobre este fenómeno, al que nadie le hizo ni caso nunca, y que ahora todos reivindicamos. El libro más famoso de todos es uno que editó Thurston Moore de Sonic Youth, y claro, si uno de Sonic Youth saca un libro sobre mix tapes, todo el mundo decide que es super molón, y nos entra una especie de nostalgia, y rebuscamos en los armarios de casa de nuestros padres para ver que cintas de varios tenemos.
Pues, mi madre, lo tira todo. Le da miedo que mi hermano o yo tengamos o se nos pueda contagiar el mal de Diógenes que corre por las venas de mi familia paterna. Y cada X tiempo le daba por hacer meticulosas limpiezas de armarios y estanterías. Parecía una limpieza de primavera de sitcom americana. La ropa, había que meterla en bolsas y llevarla a la casa de la caridad. Los apuntes, papeles y todo aquello susceptible de amontonarse iba derechito a la basura. Y las cintas cogían polvo y también eran objetos que donde mejor estaban, era en el contenedor.
Los discos conseguimos salvarlos camuflados entre la colección de vinilos de música clásica y jazz de mi padre. Pero cintas ni una ni media.
Y además, sinceramente, creo que nunca hice ni una sola cinta de varios. Pude intentarlo, seguro. Sentarme a escuchar cds y vinilos y ver que grabar, pero con lo inconstante que soy, imposible acabar una cinta, ni de noventa ni de sesenta. Como mucho, pude coger una cinta de noventa TDK (para nada chromo, que eran demasiado caras) y grabar un disco por una cara, y otro por otra. Y de relleno un ep de alguna banda valenciana que nunca hizo nada más que grabar dos singles y ese ep.
Y me hace gracia que ahora el mundo gafapasta, se acuerde de todo aquello que grabaron, cuando me juego la mano a que ellos, como yo, no grabaron nunca una de esas cassettes. Y además recuerdo que todos renegabamos de ese formato, y nos pasamos al CD que sonaba mucho mejor.
Pero es igual, hoy voy a hacer el esfuerzo de grabar una cinta de varios.
Mediocridad
Tengo un amigo que me define como:
Joven, parada, neurótica y con inquietudes culturales.
Y dice que como tal lo mejor es que cree un blog. Y llevo años quejándome del mal que hacen los blogs al mundo, así generalizando. Otra de mis virtudes es que me encanta generalizar.
Total, que ya está he completado el círculo:
Soy bloguera. He alcanzado la mediocridad total.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)